Mono, Canela, Gerardo, Candelo, Ñeco, Toche, Ráfaga, Caribeño, entre otros, fueron algunos de los caballos carretilleros que caminaron hacia la libertad por las calles de Santa Rosa de Cabal, lo hicieron a paso firme llevando a cuestas un ponche, el cual representó el inicio de una nueva vida.
Para el alcalde de Santa Rosa de Cabal, Rodrigo Toro Montes, la jubilación de los caballos carretilleros es la expresión más contundente de que “el Cambio lo Construimos Todos”.
“Esta lucha comenzó desde hace varios años liderada por las organizaciones animalistas y ambientalistas de nuestro municipio que pusieron lágrimas, corazón y mucho trabajo, no solamente ejerciendo presión desde el reclamo, sino presentando alternativas para solucionar esta problemática ante los diferentes gobiernos y brindando el acompañamiento necesario para que hoy sea un hecho”, precisó el mandatario.
De igual forma, el Alcalde agradeció el trabajo de la pasada administración, pues tuvo la voluntad y la importante gestión en cabeza del exalcalde Guillermo García y la Secretaría de Desarrollo Económico, Carolina Valencia, quienes lograron sacar adelante el proceso con la adquisición de los vehículos.
El mandatario explica que la sustitución de vehículos de tracción animal, no es solo reemplazar caballos por motores, es un acto de vida, es un acto de reconciliación con nuestro medio ambiente y un paso clave para la superación de la segregación social.

Desfile de jubilación
En la carrera 15 desde la calle 12 hasta la calle 17, pasando por la carrera 14 y subiendo nuevamente hasta la calle 12, los caballos recorrieron las calles de Santa Rosa de Cabal al son de la libertad.
“Jubilar a los caballos carretilleros era el anhelo de toda una ciudad que constantemente nos manifestaba su molestia por el trabajo pesado al que eran sometidos estos animales y es también la muestra de una ciudadanía que ama a los animales, los respeta y los concibe como seres sintientes”, indicó el Alcalde del municipio.
Los caballos se irán a descansar, luego de pasar por labores pesadas y serán sustituidos por los motocarros.
Así pues, la Administración logró un cambio no solo para los caballos, brindándoles una mejor calidad de vida, sino que también para sus propietarios, entregándoles un medio de trabajo digno para su sustento con todas las posibilidades para mejorar su capacidad productiva y vivir mejor, pues empiezan un emprendimiento que podrá crecer y trascender, y para ello cuentan con el acompañamiento de esta administración, de las autoridades y organizaciones ambientalistas y animalistas, de la Cámara de Comercio y desde luego, de la ciudadanía.
Los caballos dejaron su carreta y quedaron en manos de médicos veterinarios, para la recepción, valoración y tratamiento, un proceso de cuarentena para que se recuperen completamente de posibles heridas o enfermedades que hayan adquirido en su largo caminar. Posteriormente serán entregados en adopción a familias que puedan garantizarles amor y bienestar.